martes, 18 de agosto de 2009

Mis confesiones estéticas

Un poco de coñac barroco de polifonía bachiana con un licor romántico schubertiano en la que se vierten las burbujas embriagantes de lieder. ¿Tal vez un poco de dulce sinfónico Mozartiano mezclado con chocolate beethoviano? Sí, hasta acá solo desde lo audible-comestible. Tal vez necesite algunos minutos más de paroxismo mahleriano. Soy n autista de la música camerística y recién me estoy inmiscuyendo en ese mundo, soy muy novato todavía. ¿Como puedo palpar el arco iris armónico monteverdiano sin escuchar sus primeras operas? ¿Como puedo condensar la helada tensión del Acorde de Tristán sin drogarme de su continuidad melódica? ¡Cuantas cosas me quedan por hacer!

No hay comentarios: