viernes, 11 de marzo de 2011

TRABAJO EVALUATIVO. 9° II (Lic. Mabel Peralbo)

Alumnos de 9°II, como les dije en la clase, deberán realizar una coreografía rítmica con los vasos utilizando el esquema rítmico que les enseñé y por lo menos dos esquemas rítmicos inventado por ustedes. El trabajo es grupal y debe ser presentado el viernes 25 de Marzo. En caso de que ese día sea feriado deberán presentarlo el 1 de Abril.
Acá les dejo los links de unos videos que pueden motivarlos e inspirarlos. No se trata de copiar todo lo que hacen estos grupos, si les interesa utilizar algún esquema rítmico que ellos usan pueden hacerlo pero además DEBEN INVENTAR AL MENOS 2 ESQUEMAS RITMICOS ORIGINALES.
Estos son los links (si no funcionan al darle click, copien y peguen el enlace de cada video en el navegador de internet así pueden verlos)
1)http://www.youtube.com/watch?v=V-TikCSDO-I
2)http://www.youtube.com/watch?v=R9HOEtY93tw
3)http://www.youtube.com/watch?v=J8pkQfYlJA4
4)http://www.youtube.com/watch?v=WSfEqehn3X0

Diego Emanuel Díaz, Profesor de Música

lunes, 6 de diciembre de 2010

lunes, 17 de mayo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Mis videos en youtube

Hace tiempo que no actualizo mi blog pero he estado intentando subir videos de mis presentaciones y no puedo hacerlo así que lo subí a Youtube. Así que les dejo la dirección y visítenlo. Dejen sus comentarios. Todos serán muy bien recibidos.
http://www.youtube.com/watch?v=g2OkmJoOkPM
http://www.youtube.com/watch?v=nemZRmLqy0c

domingo, 20 de septiembre de 2009

¡¡¡Cuanta Armonía!!!

Sistema Multitónico, Acercamiento cromático, Reamonización por Dominantes hacia atrás... ¡Cuantas cosas nuevas aprendí ayer!
Asistí a una clínica de Desarrollo Musical dictada por Enrique Anibal Roca y quedé atónito de los conceptos que él nos traía y de lo que me falta aprender. Nos dio herramientas y recursos para armonizar temas según su estilo y como equilibrar las diferentes texturas. Me di cuenta que uno nunca termina de aprender, siempre hay cosas nuevas por descubrir a la vuelta de la esquina.
Muchos de los conceptos los había estudiado en el último año de la carrera en "Taller de Producción Musical" y ahora los refresqué y a la vez aprendí otros nuevos. ¡Que universo que es la Armonía! ¡No me va a alcanzar la vida para aprenderla y sondearla como se merece!
Con todo lo que nos enseñó tengo para más de un año para trabajar y entretenerme!!!

viernes, 21 de agosto de 2009

El siglo XX y sus Vanguardias (Parte I)

Cuando parecía que el sistema Tonal había hecho su gran trayecto desde el Barroco afianzándose con compositores como Bach, Haydn y Mozart, cuando se creía que ya estaba todo dicho con la escala occidental de 12 sonidos… cuando Wagner ya había imperado con sus elucubraciones sobre el drama musical, la saturación cromática y la melodía continua… cuando Chopin había terminado de explayarse sobre los bordes ya no tan sólidos de la Tonalidad, se aproximaba un siglo con una orgía de tendencias musicales que entrarían en conflicto con la estética musical dieciochesca y decimonónica.

En el terreno artístico hacen su aparición las Vanguardias (“Ir hacia delante” “Adelantarse”[1]) las cuales desafiarían la inercia artística y sus preceptos clásicos. Desde su génesis, primero en el ámbito pictórico y luego en su ramificación hacia las demás artes, las mismas posee(n) una elaboración, (…) más conceptual y de mensaje antes que formal ante la tradición prevanguardista”.[2] No hace faltar decir que el siglo XX fue un siglo de convulsiones políticas, guerras, acelerado desarrollo tecnológico-científico, de cambios constantes de paradigmas y de nacimiento y evoluciones ideológicas en el ámbito educativo, social y artístico.

El arte ha sufrido mutaciones y movilidades axiológicas y estéticas en un devenir cargado de tensiones y significaciones varias. Como dice Trimeliti “cada una de estas revoluciones (artísticas) a lo largo de la historia, han sido experimentadas como liberaciones de la tendencia a trascendentalizar nociones, leyes y principios intangibles, que no son más que resultados provisorios de un devenir constante y eterno”. He aquí la clave y propósito general de las vanguardias artísticas: La revolución. Pero ésta revolución y mutaciones estéticas y paradigmáticas en el arte sonoro no se gestan en el Siglo XX; hay que rastrearlas a finales del Siglo XIX y llegar hasta el año 1894… sí, allí nos encontraremos con los sonidos hexagonales de una flauta traversa seguida de arpas que nos sumergen en un ambiente bucólico; nos encontramos ante la primera obra considerada “Impresionista”; se trata del “Preludio a la siesta de un Fauno” de Claude Achillé Debussy, musicalización de una égloga de Mallarmé.

El Impresionismo musical es la traslación al arte de los sonidos de aquel movimiento pictórico plasmado en las obras de Monet, Degar y Manet. Debussy levanta la mano en medio de la magnificencia jubilada de esa gran criatura musical alemana llamada “Romanticismo” y empieza a diluir la frescura francesa con sonoridades vaporosas, titilantes e imprecisas con sus obras. Así como en el movimiento homónimo pictórico desaparecen lentamente la línea y predomina el color, en la música la melodía comienza a perder su característica direccionalidad y entran en juego los diferentes timbres aromatizando la trama sonora.

Este compositor francés ya no usa los acordes de acuerdo a sus funciones sino a su colorido, a su sonoridad y construye pilares armónicos que marchan como ramilletes de sonidos a la manera de los Organum medievales. “En el ritmo, Debussy prefiere una continuidad o fluidez, capaz de velar o disimular el paso de un compás a otro.”[3] Se trata justamente de dejar una “impresión” en el oyente, es una percepción subjetiva de la obra; el receptor realiza su propia lectura de la obra dejándose llevar por impresiones, no por sensaciones taxativas.

El oído occidental comienza a escuchar otra sonoridad, melodías no esclavizadas ni imperadas por el estricto control de la “direccionalidad”[4] tonal. El anochecer del Siglo XIX vislumbraba el derrumbamiento inevitable que la tonalidad sufriría en el siglo siguiente. Debussy es el máximo representante del Impresionismo y lo secunda Maurice Ravel. Si bien este compositor, también francés, incursionó en este movimiento, lo tiñó de su subjetividad y luego de un tiempo se lanzó hacia otros rumbos. “El más perfecto relojero de todos los compositores”, como le decía Stravinsky, se alejó del estilo de Debussy adquiriendo uno propio. Su preocupación radicaba en la perfección formal y técnica de la composición al mismo tiempo que su placer hedonista por el color orquestal.

A pesar de las creaciones significativas y eximias expedidas por estos impresionistas, el movimiento en cuestión no dejó una escuela de seguidores (a excepción de Manuel de Falla en España y Ottorino Respighi en Italia).

Desde las entrañas de “Los Ballets Rusos”, comienza a latir un innovador lenguaje rítmico de la mano de Igor Stravinsky con el “Pájaro de Fuego” en 1910. Este compositor atravesará por tres vanguardias musicales a lo largo de toda su vida. En su primera etapa, su tríada Primitivista se configura por el ballet anteriormente citado y por “Petrouchka” y “La Consagración de la Primavera”. La instrumentación de los mismos, así como sus armonías agresivas y ritmos abruptos lo catapultan a la fama como un compositor radical.

Los movimientos de vanguardia ya están en marcha y se direccionan hacia nuevas perspectivas y alcances. Muchas vanguardias estuvieron ligadas a ideologías políticas como es el caso del “Brutismo” o más conocido como “Futurismo”. Luigi Russolo fue el máximo exponentes. Siendo seducido por el sonido, o mejor dicho, por el ruido de las máquinas, reivindicaban la belleza de los ruidos. La revolución industrial, para Pratella y sus seguidores, había traído de vuelta la música del futuro… ya no más el silencio del génesis, ya no más la polifonía medieval y renacentista; había llegado la época del verdadero protagonista de la música; el ruido. “El arte de los ruidos”, el manifiesto de Russolo de 1913, evidencian su ideología en la cual “la vida antigua fue toda silencio. En el siglo diecinueve, con la invención de las máquinas, nació el Ruido. Hoy, el Ruido triunfa y domina soberano sobre la sensibilidad de los hombres.”[5]

Se diseñaron así los “entonarruidos” (intonarumori), los cuales eran instrumentos que producían algún modo de acción de las seis categorías de ruido expuestos por Russolo: Silbidos, susurros, fricciones, golpes, gritos humanos o animales y explosiones. Junto con Monserrat Albet, se puede decir que las teorías de este movimiento italiano “se basaban en que la música es un universo sonoro de movilidad incesante y que había que conceder mayor importancia a los ruidos de las fábricas, de los aeroplanos, de los trenes y de los transatlánticos”, además de que “la obra musical había de estar dominada por la máquina y por la electricidad. Sus ideas eran destructoras y técnicamente muy confusas. En realidad exaltaba la revolución industrial, identificando la máquina con el progreso humano.”[6]

Es así como el panorama musical comienza a ponerse interesante ya que desde Alemania y Austria aparece una vanguardia que se erigirá como la más radical, iconoclasta y antirromántica de todas… el Expresionismo. Si bien, muchos autores cuestionan y debaten este nombre en su trasplante a la música, otros lo consideran muy acertado. Según Tomás Marco, “el término es acuñado por los críticos musicales del primer tercio del Siglo XX para designar a una serie de autores cuya estética se ponía frente a la música de programa de los posrománticos”[7]. La éstetica de este movimiento emplea el “Atonalismo” de Schoenberg (aunque para él se tratase de Politonalidad) donde todas las notas de la escala cromática tenían la misma importancia e idéntico valor sin estar sometidas a ningún centro tonal.

Con la obra “Pierrot Lunaire”, Schoenberg lanza su primer ataque hacia el sistema tonal y empieza a configurar su estética teñida de tensión y pesimismo, utilizando disonancias y armonías complejas. Para el mismo Arnold, este movimiento o tendencia no era una vanguardia, sino una consecuencia lógica e inevitable del desarrollo histórico de la música. Con el correr del tiempo, en 1923, Schoenberg termina de diseñar un sistema que le dio sentido, unidad y organización al atonalismo. Es así como nace el “método de composición con doce sonidos”, más conocido como Dodecafonismo en el cual ninguna nota puede repetirse antes de que se hayan escuchado las otras once de la serie. Es un sistema que rige las alturas del sonido en serie.

Schoenberg tendrá fieles seguidores que conformarán una escuela atonal, la Segunda Escuela de Viena, en oposición a la Primera integrada por Haydn, Mozart y el primer Beethoven. La “Trinidad Schoenberg” estará integrada por el mismo Arnold, Alban Berg y Anton Webern. Sus discípulos siguen sus postulados pero confiriéndole a sus composiciones un perfil y utilización propias de recursos atonales. Según Helguera, “las obras de ambos se corresponden muy curiosamente con sus personalidades y complexiones físicas”[8]. Por un lado, un apuesto Berg, alto y extrovertido, produce música lírica que roza con la fragancia romántica y se obsesiona por la perfección formal. Compuso obras de grandes dimensiones como las óperas Wozzeck (Atonal) y Lulú (Dodecafónica) [9] las cuales son reconocidas como dos magistrales aportaciones al campo lírico. Y por el otro lado, Webern, de contextura física menuda, introvertido, compuso obras de una brevedad casi aforística donde son escasos los sonidos, abundan los silencios determinando así una música más concentrada.

Igor Stravinsky, el nómade de las vanguardias, incursionará en el Serialismo luego de la muerte de Schoenberg, de una manera muy personal.

Pero no todos los oyentes digerían bien este tipo de vanguardia ni la veían como la Nueva Música. El Atonalismo provocó polémicas, reacciones y se evidenció cuando apareció otra vanguardia que buscaba retomar los ideales clásicos en la actualidad. Estamos hablando del Neoclasicismo. Como toda vanguardia, se rebelaba contra el movimiento romántico predominante en el siglo XIX pero además se oponía al expresionismo alemán y se erigió como la verdadera vanguardia moderna para aquellos que se oponían al Atonalismo. La corriente neoclásica se dio entre las décadas de 1930 y 1940 y alentaba una marcada tendencia hacia la objetividad, racionalismo, hacia una práctica musical pura y abstracta, libre de todo sentimiento individual, llevando el estandarte de lo que Ricardo de O. Castro llama el “Pandiatonismo”[10].

Stravinsky, quien triunfase luego de 1910 con su lenguaje ruso-primitivista erigiéndose como un vanguardista nato, dejó a todos perplejos con su ballet “Pulcinella” (1920), donde vuelve su mirada a la música del pasado cultivando un rígido neoclasicismo. Este pasaje a la nueva vanguardia fue vista por sus seguidores como una traición a la causa artística la cual lo había catapultado a la fama. El escándalo fue colosal y monumental, tanto así que Schoenberg le dirigió dardos sonoros con sus tres Sátiras Op. 28 llamando a una de ellas “Los neoclásicos”.

Algunas características de este movimiento radican en utilizar las Formas anteriores al siglo XIX, utilizar los intervalos de 3° en las melodías en conjunto con disonancias, bloques armónicos y mezcla libre de polirritmias, etc. Otros representantes que se destacaron fueron Paul Hindemith, Alfredo Casella, Gianfrancesco Maipiero y Arthur Honegger.

Este es el panorama de las vanguardias hasta la Segunda Guerra Mundial. Luego de ésta época surgirán nuevas propuestas y tendencias musicales, otras vanguardias continuarán su línea evolutiva pero en definitiva, todas los postulados radicales de las mismas seguirán cuestionando los preceptos clásicos establecidos como la Tonalidad, el sistema Temperado y hasta el concepto de Obra de Arte.

Síntesis de las Vanguardias Musicales de la Primera Mitad del Siglo XX

Impresionismo: Movimiento Francés, donde se plasman en música las ideas de los pintores. El timbre (color) predomina sobre la melodía (dibujo) y en el cual, el compositor tiende a suscitar una imagen visual con los sonidos. Se crea una atmósfera imprecisa como la línea en la pintura. Se rompe con la direccionalidad de la melodía, los ritmos son irregulares y se utiliza la “armonía colorista”.[11] Los representantes de este movimiento son Claude A. Debussy (1862-1918) y Maurice Ravel (1875-1937).

Primitivismo: Movimiento donde los compositores rusos tratan de usar influencias de culturas primitivas y aplicarlas a su música. No se trata de música tonal ni atonal. Para compositores como Tomás Marco, se trata de “Paratonalidad”[12]. Se utilizan rítmicas violentas, con acentos dislocados y bloques rítmicos a manera de “pastiche” sonoro. Las disonancias se dan dentro de un eclecticismo tonal donde confluyen polirritmias, compases aditivos y células rítmicas breves que van desplazando su acentuación. El representante de esta corriente fue Igor Stravinsky (1882-1971).

Futurismo: También llamado “Brutismo”, fue una vanguardia surgida en Italia hacia 1913, la cual, con el paso del tiempo se aliaría a la ideología del Fascismo. Proponían al ruido como el elemento primordial de la música del futuro. El ruido de las máquinas era el nuevo timbre para la orquesta de música del futuro, la “Orquesta de la gran batalla” de Marinetti. Se hicieron clasificaciones de los ruidos: susurros, silbidos, fricciones, gritos de personas y animales, etc., y se diseñaron los “entonarruidos” (intonarumori). Luiggi Russolo (1885-1947) es el representante en la música.

Expresionismo (Atonalismo): Movimiento germánico que surge en paralelo a la estética pictórica del mismo nombre. Surge en las primeras décadas del siglo XX. Se antepone la expresividad al código formal. Se trata de una expresión anímica y subjetiva del arte; se busca la exageración de la expresión de ansiedades, terrores ocultos y cinismo de la sociedad contemporánea. La música juega con la cuestión del inconsciente ya que en el contexto epocal surgen los postulados de Freud y comienzan a aplicarse en las artes. El sistema funcional tonal es sustituido por el Atonalismo de Schoenberg quien rompe con las jerarquías y relaciones sonoras clásicas al abolir la Tónica, dándole la misma importancia a las doce notas de la escala occidental. Con el tiempo, Schoenberg creará un sistema para utilizar todas las posibilidades compositivas del Atonalismo. En 1923 diseña el “Método compositivo con doce sonidos” de la escala (Dodecafonismo) en la cual las doce notas son sometidas a la organización en series. Los máximos representantes de este movimiento son los compositores que conforman la “Segunda Escuela de Viena”: Arnold Schoenberg (1874-1951), Alban Berg (1885-1935) y Anton Webern (1883-1945).

Neoclasicismo: Vanguardia surgida en Europa entre 1930 y 1940 en la que se retorna a las reglas clásicas imponiendo el orden, la disciplina, equilibrio y proporción en los desarrollos musicales con la introducción de disonancias, polirritmias y la utilización del Pandiatonismo. Los compositores más destacados son: Paul Hindemith (1895-1963), Alfredo Casella (1883-1968) y Igor Stravinsky (1882-1971).

Por Diego Emanuel Díaz



[1] Ferreras, Cristina, “Culturas estéticas contemporáneas”, Buenos Aires, Puerto de Palos, 2003

[2] Gómez Daniel Alejandro, “John Cage, el orden en el público aleatorio” de opusmúsica.com Revista de Música Clásica N° 13, Marzo 2007

[3] Urtubey, Pola Suárez, “Historia de la Música”, Editorial CLARIDAD, 2007

[4] Fischerman, Diego “La música del siglo XX”, Editorial PAIDOS, 2004

[5] Russolo, Luigi, “El Arte de los ruidos”, del Manifiesto Futurista, Milán, 11 de Marzo de 1913, EDIZIONI FUTURISTE DI POESIA, Corso Venezia 61, Milano

[6] Albet, Monserrat, “La música contemporánea”, Editorial SALVAT, Barcelona 1973, pág. 56

[7] Marco, Tomás, “Atonalismo y Expresionismo” extraído de la conferencia de prensa “El pensamiento musical del siglo XX” en la página www.canalsocial.net

[8] Helguera, Luis Ignacio, “La música contemporánea”, Consejo Nacional para la cultura y las artes, Dirección General de Publicaciones, D.R. 1999

[9] Marco, Tomás “Atonalismo y Expresionismo”, extraído de la conferencia de prensa “El pensamiento musical del siglo XX” en la página www.canalsocial.net

[10] Castro, Ricardo de O. “Las formas musicales a través de la historia”, Ediciones AULA TALLER, 2005

[11] Rojas, Cristian Guerra, “Ruptura en la música del siglo XX”, de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile

[12] Marco, Tomás “Atonalismo y Expresionismo”, extraído de la conferencia de prensa “El pensamiento musical del siglo XX” en la página www.canalsocial.net

martes, 18 de agosto de 2009

Mis confesiones estéticas

Un poco de coñac barroco de polifonía bachiana con un licor romántico schubertiano en la que se vierten las burbujas embriagantes de lieder. ¿Tal vez un poco de dulce sinfónico Mozartiano mezclado con chocolate beethoviano? Sí, hasta acá solo desde lo audible-comestible. Tal vez necesite algunos minutos más de paroxismo mahleriano. Soy n autista de la música camerística y recién me estoy inmiscuyendo en ese mundo, soy muy novato todavía. ¿Como puedo palpar el arco iris armónico monteverdiano sin escuchar sus primeras operas? ¿Como puedo condensar la helada tensión del Acorde de Tristán sin drogarme de su continuidad melódica? ¡Cuantas cosas me quedan por hacer!